Supongamos que has conocido a una chica, has iniciado con ella una relación, del tipo que sea, y quieres ir a más, quieres verla a menudo y empezar «algo». Todo va sobre ruedas hasta que… ¡horror!, la primera discusión aparece en el horizonte. Sabes que es un punto de inflexión, que puede dar al traste con tus intenciones de iniciar una relación,con los de ella y que además es un momento clave porque ella va a examinar tu reacción y tú deberÌas examinar la suya.
Mi experiencia me ha enseñado que la mayoría de conflictos pueden resolverse de una manera satisfactoria si aprendemos a observar a la otra parte con una mentalidad analítica y si ponemos en práctica estrategias enfocadas a buscar un resultado satisfactorio para ambas partes.O sea, no solo el conflicto debe resolverse, (vamos o no vamos en nochevieja con tus amigos o mis amigas) sino que tu actitud en la discusión vaproyectar una imagen atractiva de tu personalidad.
Para ello debéis alejaros de una serie actitudes típicas.
1∫ Huir de la típica discusión que no lleva a ningún lado y que al final es solamente una guerra de egos: Estas guerras están enfocada más a obtener una sensación psicológica de triunfo sobre la otra parte que al hecho de resolver el conflicto de una manera que satisfaga a las dos partes, donde no haya un vencedor y un vencido si no un acuerdo válido para los dos bandos, que además nos permita conocer mejor a la otra persona y a nosotros mismos.
Por lo que he visto, en la literatura de seducción hay una obsesión por no ceder, o incluso dejar pasar una oportunidad con una chica con tal de no perder VALOR. O sea, con tal de no parecer débil. Craso error. La debilidad es la necesidad de no parecerlo.
GESTIONAR EL CONFLICTO
El conflicto, bien entendido y gestionado, es una poderosa arma para desarrollarnos, para mejorar y para construir una adecuada confianza en uno mismo, haciéndonos personas más válidas para unas relaciones donde el conflicto es inevitable. Habitualmente, ante un conflicto, sentimos rabia, miedo por parecer débiles, etc. Generamos expresiones emocionales negativas que, con un conocimiento adecuado de la gestión de conflictos pueden expresarse y traducirse en una mayor confianza en uno mismo, una mayor capacidad de expresión y en definitiva, dotarnos de una herramienta extremadamente útil para consolidar una relación, (con una mujer, un hombre, una amistad, en el trabajo, etc… ) de manera adulta y sobre todo sana, que nos permita desarollarnos positivamente y fomentar un respeto hacia uno mismo y hacia esa persona .En definitiva, se trata de aprender a discutir, de aprender a reconocer en la discusión los aspectos útiles del conflicto y manejarlos de manera que nos lleven a algo positivo, tanto en el objeto de la seducción, como en la visió n de masculinidad ante sus posibles exámenes (suponiendo que sois hombres heterosexuales, aunque es extrapolable a casi cualquier ámbito). Desechad las expresiones negativas típicas del conflicto mal entendido, asociado normalmente a tensión, gritos, rabia e incluso a la separación o cambio de objetivo.
En mi blog, entre otras cosas, aprenderemos a manejar nuestra comunicación, a expresarnos de una manera correcta y a manejar nuestras emociones para que éstas estén a nuestro servicio y nos sirvan de ayuda para conseguir lo que queremos, en lugar de crearnos complicaciones y llevarnos a tener actitudes de las que más tarde podemos arrepentirnos o nos causen un daño irreparable a nosotros o a ella.
Pero vayamos a lo práctico. Quiero empezar por tratar algo que para mí es básico, casi casi el quid de la cuestión.
EJEMPLO DE GESTIÓN DE UN CONFLICTO
La mayoría de discusiones empiezan por un acto, una conducta, algo que una de las dos partes ha hecho y que a la otra parte no le ha gustado. Por ejemplo, Os habéis pasado en vuestra necesidad de querer parecer seguros, alfas y habéis malinterpretado alguno de sus actos. Supongamos que es la otra persona la que inicia la discusión y vosotros sois «víctimas» de ésta.
Lo primero que tenemos que tener muy claro es que no es un ataque y por tanto, no tenemos la necesidad de defendernos. Normalmente, cuando alguien nos reprocha algo o nos dice que hemos hecho algo mal (bajo su punto de vista), tendemos a la defensa, a entenderlo como que nos están atacando y tenemos, por tanto, que defender nuestra postura.
Primer error: El defendernos por defecto nos quita la posibilidad de entendernos con la otra persona, consiguiendo únicamente que cada uno se refuerce en sus posiciones y quede muy patente la distancia que hay entre ambas, es decir, que quede muy claro que pensamos dos cosas distintas y que ninguno piensa ceder. Por tanto tendemos a creer que la única manera de solucionarlo es que uno de los dos abandone su posición y admita que el otro tiene razón. Segundo error.
Así pues, para empezar, abandonemos la idea de que nos están atacando, y por tanto, NO tenemos que defendernos. Escuchemos y tomemos en consideración lo que la otra persona nos está pidiendo antes de responder, por defecto, que no tiene razón. Quitémosle hierro al asunto y preguntemos directamente «Qué puedo hacer para mejorar esta situación y que te sientas más a gusto?». El hecho de reaccionar preguntando en qué podemos cooperar para mejorar la situación ya predispone a que la discusión se encamine hacia la búsqueda de soluciones, en lugar de a una lucha de egos. Es una excelente manera de empezar a gestionar el conflicto.
Preguntar esto de una forma segura, protectora y empática no supone, en ningún caso, y os lo digo porque soy mujer, perder ni un gramo de virilidad o como se suele decir por estos lares, parámetros alfa. Y por supuesto, preguntar qué podéis hacer para mejorar una situación que crea disgusto en ella, no significa que tengáis que hacer exactamente lo que ella os pida. Realmente, lo que se está pidiendo es una información muy válida que vamos a aprovechar para conocer mejor a esa persona y para, cuando planteéis vuestra opinión sobre el conflicto, poder hacerlo con mayor conocimiento de causa y de una manera más eficiente y que permita llegar a un acuerdo consensuado y que os beneficie a ambos. Es simplemente una manera cordial, adulta y que denota confianza, de iniciar la gestión del conflicto, transmitiendo la sensación de que estáis abiertos a dialogar, que tenéis su opinión muy en cuenta y que no os ponéis a la defensiva de una manera infantil.
LAS CONDUCTAS Y SU SIGNIFICADO
DespuÈs de mi primera intervenciÛn, os cuento un poco lo que voy a aportar en esta web y mi intenciÛn al escribir este blog. Mis intervenciones van a ir mayoritariamente enfocadas a la resoluciÛn de conflictos dentro de las relaciones e interacciones†y a intentar enseÒaros tÈcnicas para que, adem·s de†resolver problemas concretos, adoptemos una nueva manera de concebir el conflicto, la gestiÛn de las relaciones y en general, a mejorar nuestra comunicaciÛn y manera de relacionarnos con nuestra pareja (o cualquier persona con la que mantengamos una relaciÛn). Es decir, cultivando nuestra inteligencia emocional aprenderemos a ser personas con mayor capacidad de prevenciÛn, negociaciÛn† y con una mejor y m·s inteligente comunicaciÛn (con permiso de mi compaÒero Santi).Estas estrategias no son exclusivas para hombres a aplicar en relaciones con mujeres, sirven para cualquier persona, independientemente de su sexo, que quiera† mejorar sus relaciones y tambiÈn son extrapolables a todo tipo de conflicto, aunque aquÌ nos centraremos en los de Ìndole sentimental y contaremos con los matices de las diferencias de gÈnero. En esta ocasiÛn os quiero hablar de algo muy b·sico en las relaciones humanas, pero que por mi experiencia veo que, por obvio que resulte, sigue siendo la clave de la mayorÌa de conflictos en las parejas, la base para iniciar un verdadero cambio en nuestra manera de relacionarnos. Se trata de las conductas y sus significados simbÛlicos.Las conductas, por sÌ mismas, carecen de significado. El significado simbÛlico que tienen las conductas se lo damos las personas. TambiÈn es evidente que muchas conductas sÌ tienen un significado aceptado por la mayorÌa de nosotros y que viene dado por la sociedad, el contexto cultural, etc… pero hay muchas conductas, m·s sutiles, cuyo significado varÌa para cada persona y cuyo significado viene dado por la historia personal, la ideologÌa, las experiencias, etc.. de cada uno.Y por lo que estoy viendo en este mundo de la seducciÛn se generaliza muchÌsimo las interpretaciones de las conductas femeninas. Uno de los errores m·s comunes que cometemos las personas es juzgar las conductas de las otras en base al significado que tienen para nosotros, dando por sentado que es el ˙nico y el correcto. Ello conlleva mucha frustraciÛn porque ella ve que no somos capaces de entenderla y adem·s deja de vernos tan maravillosos y comprensivos o en†vuestro caso, tan alfas como parecia. øPor quÈ? Porque le atribuÌmos a sus actos un significado que no tienen. Es decir, valoramos las conductas de los otros d·ndoles el significado que tienen para nosotros. Esto solo conduce al†error y a situaciones injustas, porque no dejamos que sea la otra persona la que nos explique quÈ significan sus actos. øQuÈ generamos? Impotencia y†un bloqueo comunicativo frustrante y que dificilmente podemos resolver sin asumir que es cada persona la que debe hablar sobre sÌ misma y la que debe explicar por quÈ act˙a de determinada manera.
Para nosotros, que somos incapaces de pasar m·s de un dia sin dormir con ella o de pasar un dÌa sin escuchar su voz, el hecho de no llamarla un dÌa significarÌa que tendrÌamos poco interÈs, ya que, si todo va bien, querrÌamos verla todos los dÌas. Cuando ella nos dice que ese dÌa va a pasarlo con sus amigas y que prefiere que no durmamos juntos porque no sabe a quÈ hora acabar·, en nuestra mente, autom·ticamente, aparece el significado que esa conducta tiene para nosotros,††por ejemplo, desinterÈs, que ya no le gustamos, que va a enamorarse de otro, o en vuestro caso, que ya no sois lo alfa que creÌais ser, etc… y una de las reacciones que solemos tener es agobiar a nuestra pareja, preguntarle por quÈ no quiere dormir con nosotros, si ya no se siente atraÌda por nosotros, etc o hacer caso de muchos consejos que he escuchado por este mundo de la seducciÛn, como que hay que hacer todo lo contrario resultando inmaduro e infantil o pasar de ella completamente, no llamarla en cinco dias e intentar demostrarlo que somos independientes de ella de una forma exagerada y ridÌcula.
1.B) Para intentar demostrarle que no somos dependientes y que no la necesitamos dejamos de llamarla, no le cogemos el telÈfono, nos hacemos los ausentes, le contamos†rollos sobre que no nos entiende y que no tendriamos por quÈ explicarle lo que nos pasa. O sencillamente decimos que no nos pasa nada actuando como si† pasara. «Tipical masculine ridiculous»
Evidentemente, es sÛlo un ejemplo sencillo de como puede cambiar una situaciÛn potencialmente conflictiva gestion·ndola desde una perspectiva m·s inteligente emocionalmente. TambiÈn es evidente que para llegar a sentirnos cÛmodos actuando como en la situaciÛn 2, tenemos que hacer un trabajo previo con nosotros mismos para llegar a sentir de esta manera. Otra cosa que tambiÈn influye es la sinceridad con nuestra pareja, pero como es otro tema del que quiero hablar largo y tendido, de momento lo he obviado, por esquematizar m·s, ir familiariz·ndonos primero con cosas m·s b·sicas y poder profundizar m·s adelante con un base bien adquirida.
ESTRATEGIAS DE RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
1- Cuando queramos algo de la otra persona, por ejemplo, una necesidad nuestra que esa persona no está cubriendo, planteemos una petición, no una exigencia.
A nadie le gusta que se le «obligue» a hacer algo.
Una manera muy sencilla de preparar lo que queremos decir es preguntarnos cómo nos sentaría a nosotros si nuestra pareja nos dijera a nosotros lo que nosotros le vamos a decir. Si somos sinceros con nosotros mismos, encontraremos la manera más adecuada de plantear nuestra petición. Tenemos que tener muy claro que la forma en que decimos las cosas es muy importante. Una petición justa y que puede ser fácilmente resuelta por la otra persona puede convertirse en una discusión mucho más grande de lo que realmente puede ser, si las formas no son las adecuadas. Además, cómo planteamos las cosas dice mucho de nosotros mismos y la gente siempre tendemos a tener más en cuenta las cosas cuando vienen de una persona que nos transmite respeto y educación que si vienen de alguien que nos transmite exigencias. Del mismo modo, sugerir siempre es mejor que imponer y/o acusar.
Aviso para los PUAS, AVENS, megaALFAS quizá no versados o posibles estudiantes de seducción de la antigua usanza: Ser autoritario, no pedir las cosas con educación, o exigir sin venir a cuento denota debilidad y necesidad de atención. Y eso las chicas lo notamos.
2 – Si la otra persona ha hecho algo que no nos ha gustado, una manera de que entienda el por qué de nuestro disgusto es hablar de lo que nos ha hecho sentir, en lugar de juzgar su acto en sí, cuyo significado y su por qué sólo conoce la persona que lo ha hecho.
Tú puedes hablar de lo que te provocan las conductas de los otros, pero no puedes adivinar por qué los demás actúan como lo hacen, así que habla de lo que sabes, es decir, de ti. Así pues, siempre será más fácil que nos entiendan si decimos, por ejemplo «Me he sentido triste porque no has venido a verme, porque tenía muchas ganas de verte» que si decimos «No has venido a verme porque pasas de mí».
Esto es muy importante, porque si juzgamos a la otra persona ésta puede responder con una defensa a lo que ella considera un ataque, en lugar de centrar la discusión en lo realmente importante, de manera que podemos acabar en una escalada de violencia, de acusaciones y de defensas que para nada se identifican con el objetivo principal del conflicto.
3 – No saques temas del pasado cuando estás discutiendo por algo que ha sucedido en el presente.
Si hay algo que ocurrió hace tiempo que no has resuelto, lo ideal es que un día plantees ese tema, pero no aproveches una discusión actual para echar en cara cosas de las que no se está tratando en este momento. Es un ataque que a cualquiera nos descoloca. Piensa que a ti no te gustaría que te lo hicieran.
4 – Cuando sea la otra persona la que nos reclama algo, preguntar qué podemos hacer para mejorar las cosas
Escuchar a la otra persona y realmente plantearse las cosas sin sentirlas como un ataque (como ya vimos en el primer post) es una muy buena manera, no sólo de gestionar el conflicto, si no de aprovechar la situación para presentarnos como personas dialogantes, respetuosas y que tenemos en cuenta la opinión de la otra persona y realmente nos importa hacerla sentir mejor.
Hoy vamos a ver una serie de estrategias de resolución de conflictos que son muy útiles a la hora de afrontar una discusión con nuestra pareja.
1- Cuando queramos algo de la otra persona, por ejemplo, una necesidad nuestra que esa persona no está cubriendo, planteemos una petición, no una exigencia.
A nadie le gusta que se le «obligue» a hacer algo.
Una manera muy sencilla de preparar lo que queremos decir es preguntarnos cómo nos sentaría a nosotros si nuestra pareja nos dijera a nosotros lo que nosotros le vamos a decir. Si somos sinceros con nosotros mismos, encontraremos la manera más adecuada de plantear nuestra petición. Tenemos que tener muy claro que la forma en que decimos las cosas es muy importante. Una petición justa y que puede ser fácilmente resuelta por la otra persona puede convertirse en una discusión mucho más grande de lo que realmente puede ser, si las formas no son las adecuadas. Además, cómo planteamos las cosas dice mucho de nosotros mismos y la gente siempre tendemos a tener más en cuenta las cosas cuando vienen de una persona que nos transmite respeto y educación que si vienen de alguien que nos transmite exigencias. Del mismo modo, sugerir siempre es mejor que imponer y/o acusar.
Aviso para los PUAS, AVENS, megaALFAS quizá no versados o posibles estudiantes de seducción de la antigua usanza: Ser autoritario, no pedir las cosas con educación, o exigir sin venir a cuento denota debilidad y necesidad de atención. Y eso las chicas lo notamos.
2 – Si la otra persona ha hecho algo que no nos ha gustado, una manera de que entienda el por qué de nuestro disgusto es hablar de lo que nos ha hecho sentir, en lugar de juzgar su acto en sí, cuyo significado y su por qué sólo conoce la persona que lo ha hecho.
Tú puedes hablar de lo que te provocan las conductas de los otros, pero no puedes adivinar por qué los demás actúan como lo hacen, así que habla de lo que sabes, es decir, de ti. Así pues, siempre será más fácil que nos entiendan si decimos, por ejemplo «Me he sentido triste porque no has venido a verme, porque tenía muchas ganas de verte» que si decimos «No has venido a verme porque pasas de mí».
Esto es muy importante, porque si juzgamos a la otra persona ésta puede responder con una defensa a lo que ella considera un ataque, en lugar de centrar la discusión en lo realmente importante, de manera que podemos acabar en una escalada de violencia, de acusaciones y de defensas que para nada se identifican con el objetivo principal del conflicto.
3 – No saques temas del pasado cuando estás discutiendo por algo que ha sucedido en el presente.
Si hay algo que ocurrió hace tiempo que no has resuelto, lo ideal es que un día plantees ese tema, pero no aproveches una discusión actual para echar en cara cosas de las que no se está tratando en este momento. Es un ataque que a cualquiera nos descoloca. Piensa que a ti no te gustaría que te lo hicieran.
4 – Cuando sea la otra persona la que nos reclama algo, preguntar qué podemos hacer para mejorar las cosas
Escuchar a la otra persona y realmente plantearse las cosas sin sentirlas como un ataque (como ya vimos en el primer post) es una muy buena manera, no sólo de gestionar el conflicto, si no de aprovechar la situación para presentarnos como personas dialogantes, respetuosas y que tenemos en cuenta la opinión de la otra persona y realmente nos importa hacerla sentir mejor.